Publicado el 20 Octubre 2009 a las 22:14

Hace un tiempo me llegó un e-mail de un reconocido banco de nuestro país con logo institucional y todo. En el solicitaban, debido a una actualización de los servidores, ingresar a un link que redirigía a la página del banco en donde debía digitar mi nombre de usuario y contraseña. Estuve revisando un poco el sitio WEB (idéntico al real) y pude comprobar que era un fraude por Internet.

 Llamé al call center del banco y les hice saber de estos correos que andaban circulando. Me dijeron que ya sabían del problema y que estaban informando a sus clientes. Bueno, yo era cliente del banco y nunca me llamaron. Ni siquiera me enviaron un correo alertando. Una semana después publicaron en un diario un aviso de que no dieran información a través de e-mails o por teléfono. Me pregunto, ¿Cuántas personas pudieron “caer en la trampa” y digitar su datos en una página falsa en el transcurso de esa semana? Estos clientes que no tenían idea, confiadamente entregaron su contraseña a un delincuente.

Este es el llamado phishing, pero ¿Qué es en realidad? El “phishing”, que prácticamente significa pescar en este mar de Internet,  es una modalidad de estafa diseñada con la intención de robar la identidad y no solo se relaciona con la banca. Para ello utilizan Ingeniería Social. El delito consiste en obtener información confidencial  tal como números de tarjetas de crédito, contraseñas, información de cuentas u otros datos personales por medio de engaños. Este tipo de fraude se recibe habitualmente a través de mensajes de correo electrónico.

En esta modalidad de fraude, que tiene un bajo costo, un estafador envía millones de e-mails falsos que parecen provenir de sitios Web de entidades conocidas o de su confianza como su banco, la empresa de su celular, Messenger, Ebay, etc.  Lamentablemente  los usuarios caen muy fácilmente por falta de conocimiento. Por lo mismo, la importancia de educar en estos temas.  Los bancos y otras empresas han insertado mensajes en sus sitios, donde se señala que ellos no piden información a través de e-mails o en forma telefónica, pero yo creo que la minoría lee estos mensajes. Por esta razón, alarma el aumento de los intentos de phishing entre  enero y junio de 2009, registrándose que 330.000 personas a nivel mundial han sido víctimas de este tipo de estafas. El número debiera incrementarse por aquellos que no denuncian o simplemente no se percatan de una disminución en sus fondos o mal uso de su identidad. A nivel nacional no hay una estadística y ello quizás se deba a que los bancos e instituciones financieras cuidan mucho su prestigio y no revelan información.

Como les venía contando, el estafador incluye generalmente un vínculo que enlaza a un sitio Web idéntico al legítimo, pero que en realidad es un sitio falso o incluso una ventana emergente que tiene exactamente el mismo aspecto que la página Web oficial. Estos “sitios Web piratas” permiten que el usuario introduzca información personal sin saber que automáticamente está siendo transmitida al estafador, que ya viene acumulando varias contraseñas que le permitirán suplantar la identidad, realizar compras por Internet o ingresar a su banco online.

Y  vemos que al igual que en el mundo real, los estafadores son muy creativos y desarrollan nuevas y más originales formas de engañar a través de Internet. Siga estos pasos y quizás no sea uno más para aumentar la estadística a nivel mundial (existen organizaciones que educan en este tema).

1.- Nunca responda a solicitudes de información personal a través de correo electrónico. Si tiene alguna duda, póngase en contacto con la entidad que supuestamente le ha enviado el mensaje.

2.- Para visitar sitios Web, introduzca la dirección URL en la barra de direcciones, no haga clic directamente desde el e-mail que le llegó.

3.- Asegúrese de que el sitio Web utiliza cifrado.

4.- Consulte frecuentemente los saldos bancarios y sus tarjetas de crédito.

5.- Comunique los posibles delitos relacionados con su información personal a las autoridades competentes.

Este es el lado oscuro de Internet. Como todo en la vida, tiene su lado bueno y su lado malo. Pero nada mejor para prevenir que informarse y, ya sabe, cuando le llegue un correo medio extraño solicitándole ciertos datos, no olvide que puede ser el anzuelo de un pescador que anda navegando en este mar de Internet.

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